miércoles, 26 de febrero de 2020

CORONAS

El miedo es más pandémico 
que cualquier virus coronado 
y puede matar más que la gripe más aérea. 

Cúpulas se quisieran 
en vez de pasos fronterizos, 
demasiado permeables para los patriotas. 

Mientras, la gente muere como siempre, 
ayudada por uno u otro microbio 
conocido o por conocer 
pero el pánico se infiltra 
en las dermis sin roce alguno. 

Y un catarro te mata 
si te pilla a contrapelo, 
como siempre 
y como ahora.




domingo, 23 de febrero de 2020

OLOR A ACEITUNA

Las preguntas muertas
que cuelgan de los magnolios del parque
ni se marchitan ni esperan respuesta.

Son las preguntas de siempre,
testimonio de la duda
que te inculpa,
ornando el paseo dominical
de los niños recién gritados.

El sol lavado
suelta escamas de luz
sobre los peatones ariscos,
como plumaje otorgado
para el pavoneo al paso.

Un guitarrista enervado
desafina canciones de saldo
usurpando las propinas de las terrazas
y yo pienso en el qué
y en el porqué de estas rabias,
este querer hacer constar
lo que nadie certifica,
este mear en círculo
o en espiral centrífuga
por señalar territorios
de hostilidad comprobada.

El olor a aceituna
seda mi ánimo ante lo hueco
a pesar de las oleadas
de perfumes endomingados
y gominas de despunte.

Será el vermut quien me redima
de este purgar
por lo no pecado.

Son tiempos de mascarada
y redoblan en lo remoto
tambores de comparsa
mientras yo espero resoluciones
a lo que mina mi arquitectura.

El resto es recrearse
en la suerte y lo azaroso,
mero ejercicio onanista
de hacerse notar
en tanto esto dure.



sábado, 22 de febrero de 2020

LA EBRIEDAD DEL PRÓFUGO

A veces es mejor obviarse,
no tenerse en cuenta
y pasarse de largo.

Renunciarse
encogido en un sofá vegetado,
ajeno a la pantalla que murmura.

Dejar que te tome el musgo
y volverte paisaje
apaisado y sedentario,
suelo,
nutriente.

A veces es mejor flotar
a la deriva como boya sin anclaje,
acogiendo gaviotas
que señalan muerte.

Bailar con las tormentas
y besar acantilados
como saludo universal
del despeñado.

A veces,
muchas veces quizá,
es recomendable la ebriedad
del prófugo.


viernes, 21 de febrero de 2020

LA NERVADURA DE LAS CÚPULAS

Del mal hilván
solo cabe esperar mala costura
y empiezan a doler las prendas
que empeñaste un día.

En ocasiones parece
que se derrumba la nervadura
de las cúpulas
que tomaste por sagradas,
por perpetuas falacias
graníticas,
nunca tan sólidas
como la carne primate,
irracional y sanguínea,
que parece querer regirte.

Quizá te sea la carne desgajada
la que te alivie el ser
a corto plazo,
quizá así te sea
pero que a ti te sea
que para mí hay mío
y en lo mío ando,
que es presuntamente breve
y supuestamente leve
de nimiedad de ser.

miércoles, 19 de febrero de 2020

DÍAS DE ACANTILADO

Llegan días de acantilado,
de brisa en rostro
y abismo junto a la huella.

Vértigo en la cercanía,
roca y espuma en lo posible
y la gaviota rondando,
siempre enamorada,
siempre letal en el planeo.

Rumor de ola
que te señala en la cresta
mirando cómplice
a las caracolas pesimistas.

Días escarpados
de agua y piedra horadada
por las expectativas,
de verde hierba salina
y moluscos pacientes,
imperturbables.

Al borde del cantil te espero
si tienes a bien venir,
tú,
que tanto me llamas
de allá a esta parte,
y si no acudes
no esperes de mí reproche,
que esperar junto al mar en vano
nunca es tiempo muerto.

martes, 18 de febrero de 2020

DÍAS GELATINOSOS

Todo pavimento es lodo
en los días gelatinosos
y el calzado te lastra
cada paso.

Las palabras se espesan
manchándote el oído
de ceras refundidas.

El mínimo esputo
es ácido y erosiona
como plomo hirviendo.

Las risas son todas en falsete,
engoladas y lentas,
como golpe en yunque,
retroactivas en lo nocivo.

En los días de caldo gordo,
tibio y grumoso,
las defensas se retiran
entregando la plaza al enemigo.

Los paisajes se derriten
y el color se desafina disonante.

En los días de mala baba
todo es mucosa,
toser no alivia
y el dios que no es aprieta
pero sí ahoga.


ESPEJO SUCIO

En un espejo sucio, 
manchado de huella de imagen, 
descubrí la asimetría 
y la distancia invertida 
que me separa del yo devuelto. 

El otro lado es reverso, 
perverso de inverso 
y falso de cierto 
en reflexión. 

La verdad en luz impresa 
volteada 
en un portal suicida. 

En un espejo sucio 
es la mancha la señal 
que frontera marca 
entre universos. 

Podría borrar reflejo, 
asistiendo a mi disolución 
a este lado 
y prescindirme 
sin ser envés 
ni revés, 
quizá la mancha 
que ni recuerdo deja. 

jueves, 13 de febrero de 2020

LA VASIJA QUE ME CONTIENE

La vasija que me contiene,
que es lo que soy al cabo,
envase de mí mismo,
presenta grietas y alguna fuga,
generosa en el parche
y el remiendo,
la estañada soldadura
de caducidad impredecible
y el poro abierto.

No es de barro primigenio
este cántaro sin alma.

Es de terrón de arcilla
desgajado con arado
de mal trazado surco
en un barbecho viejo.

La tinaja donde me envejezco
tampoco me da solera,
pues fermenté en falso
y avinagré con hongo necio.



miércoles, 12 de febrero de 2020

MANSO Y CRÉDULO

Ni la contrición por los actos
ni la enmienda de los propósitos
absolverán tu recorrido.

La absolución siempre es tramposa,
se cobra en un tiempo en que no eres
y en un lugar al que nadie llega,
otorgándose por quien nunca fue.

Los que idolatran la patraña
te niegan la buena muerte
para que purgues no sé qué culpas
en esta vida,
que es la única que es.

El misal en un bolsillo,
en el otro la chequera
y en los maletines dinero negro
que lavan los domingos en santa confesión.

Pero tienen la moral
que a ti te salva,
pues salvarte quieren
para que hagas de costalero
de sus tronos y oropeles,
con la testuz baja,
manso y crédulo.


martes, 11 de febrero de 2020

ESTE VAGÓN

Mirar tras las persianas cerradas
paisajes que no son
con figuras figuradas.

La sala de espera es vagón
de un tren lento
de mil paradas en pedanías
y los pasajeros miran
a lo perdido
con gesto de emigrante.

Suena el aviso:
Próxima parada, Esperanza,
como en el madrileño metro
que cantara Manu Chao. 

sábado, 8 de febrero de 2020

UNO Y DÚO


En lo uno se está 
y en lo dual se es. 

Se es binario 
en código abierto. 

Cuando menos son dos 
los polos de la esfera 
en la que viajas 
y de la argamasa 
que te sustancia 
en corriente alterna 
o continua sin recarga. 

Del dos te forjas, 
te haces, 
y al dos sueles tender 
hasta que la muerte te reduce 
al mínimo común múltiplo. 

No hay misterio sagrado 
o quizá sí 
y somos uno y dúo, 
juez y parte 
en este pleito perdido. 




LOS ROSTROS Y EL ANSIA


Se van sumando los rostros 
como manchas del ánimo, 
rostros vivos, 
muertos rostros 
que transpiran acíbar
viscoso de amargor perpetuo. 

Y no hallas hueco 
entre miradas de apremio 
y el murmullo 
atornilla en tu sien 
en percusión grave 
y letanía en espiral. 

Es día para el refugio, 
la burbuja y el cerrojo, 
la isla mínima 
y el árbol. 

Es día para que no te sepan, 
cuando el ansia se cuela 
por las rendijas 
el aire es hielo. 

jueves, 6 de febrero de 2020

SIN MILAGRO QUE SEÑALAR

Te vi de pie,
mayestática de advenida,
encarnada en verbo
para darme anuncio
como paloma del presagio.

Desplegaste alas
de espumas oceánicas
y la llama de tu espada
me señaló el camino
a la puerta falsa
de un paraíso extinto.

Luego desperté,
pues solo en sueño
padezco de misticicismos,
y dormías carnal y errática.

Transcurrió el día sin milagro que señalar,
día hábil,
gris de calendario. 

martes, 4 de febrero de 2020

RÚBRICA

En las esquinas rotas
pinté mi nombre,
partido en dos,
quizá plegado
al requisito
de la arquitectura,
sembrando duda
sobre el titular,
anonimato parcial
en jeroglífico.

Es mejor no firmar
contrato ni testamento
pues la rúbrica te amarra
en el trazo caprichoso,
aprieta y también ahoga.

Tiempos son de pseudónimo,
de camuflarse mimético
en la corriente torrencial
del odio enmascarado.

La identidad te delata,
te señala a la jauría
en tiempos encarnizados.

Mas yo ya soy yo
y así me saben,
siendo como soy
o como ellos de mí se percatan.

Seguiré nominándome
en transparencia,
para glorias y condenas,
con la cara lavada
en verdades propias. 

sábado, 1 de febrero de 2020

EL BESO

Déjame que pinte un beso 
que sea brochazo de ansia, 
beso de aire 
para el estertor, 
beso de rescate 
en el naufragio latente. 

Déjame que pinte un beso
dolorido y doliente
a trazo grueso, 
oléico y graso, 
lúbrico y desesperado. 

Déjame pintarlo 
y quémalo cuando me vaya, 
que en la llama pierda el rastro 
y en el ascua el sedimento.

SIN VERSOS EN LAS YEMAS

Se marchitaron los brotes  de versos en las yemas de estos sarmientos,  gélidos de la nevada,  y el racimo es promesa por incumplir.  No abu...