Estas palabras sobrantes,
estos versos desde el filo
de una espada templada
en batallas cotidianas,
de esta vida trashumante,
en traspiés por los caminos,
no son más que desvaríos,
terapia venida a cuento
de locuras a destiempo,
de calores y de fríos.
Si no gustan no las coja,
que no paga por leerlas,
despotrique si le antoja,
mas no voy a desfacerlas.
Que son historia vivida
o inventada según cuadre,
algún que otro desmadre
y más de una parida.
Y es que soy poeta humilde,
o desfacedor de versos,
errático en las tildes
y afanado en lo diverso.
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