sábado, 5 de marzo de 2011

LLANTO DE ÁNGEL

No puedo cazar las notas
que manan de los violines
mientras los ecos rebotan
al grito de los delfines
que se encayan indolentes,
ajenos a las piedades,
inmolándose a ola urgente
señalando las ciudades
que albergan posos de rabia
como grava de cemento,
árbol de asfalto sin savia,
monolito y monumento.
Contenedores de pecado
que no esperan recogida
pues el mal es reciclado
y ya apenas contamina.
Un ángel llora borracho
las sales de la impotencia,
encerrado en su despacho
donde archva las conciencias.


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