Una plaga de gaviotas
que nubla la luz más fiera
levanta rabiosas olas,
titanes de sal y arena,
homicidas de colores,
cofrades de las cadenas
decapitando las flores,
quebrantando las maderas
de debutantes pesqueros
que faenan las canciones
de algún náufrago trovero
perdido en los espigones.
Imperio de malas aves
que rinden culto al agüero,
procesionando en las calles
los silencios del cordero.
sábado, 8 de febrero de 2014
Malas aves
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