¡Ay! de mi España herida,
huérfana de liderazgo,
embriagada del hartazgo
de no hallar alternativa.
Sin confianza en lo presente,
desconfiada del futuro,
no habrá quién derribe el muro
que te encarcela en tal suerte
de truhanes de corbata
y ternos tan regalados,
que ya brillan de sobados
por capital complaciente.
Si no se encienden las luces
ni se dragan las cloacas,
volveremos a la faca
bandolera y a las cruces,
y a la sangre del hermano,
pues es nuestra vocación
rehabilitar la nación
con bala en lugar de grano
que siembre los campos yertos
asolados por la codicia,
la corrupción, la avaricia,
y la sombra de los muertos.
huérfana de liderazgo,
embriagada del hartazgo
de no hallar alternativa.
Sin confianza en lo presente,
desconfiada del futuro,
no habrá quién derribe el muro
que te encarcela en tal suerte
de truhanes de corbata
y ternos tan regalados,
que ya brillan de sobados
por capital complaciente.
Si no se encienden las luces
ni se dragan las cloacas,
volveremos a la faca
bandolera y a las cruces,
y a la sangre del hermano,
pues es nuestra vocación
rehabilitar la nación
con bala en lugar de grano
que siembre los campos yertos
asolados por la codicia,
la corrupción, la avaricia,
y la sombra de los muertos.
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