No pasó nada,
toda mancha se limpia,
toda herida cicatriza,
toda ofensa era desvarío.
Todo normal,
como siempre,
cotidianeidad,
rutina alcanforada
y a esperar,
sentado en el banco
de tablas de incertidumbre,
a la próxima algarada,
al próximo grito,
espuertas de rencor,
estercoleros en diluvio
que pasarán,
se borrarán,
se curarán.
Otra vez el andén,
y el próximo expreso
te arrollará,
y pasará,
y otra vez,
no pasa nada,
es normal,
cosas que se dicen
y a esperar,
otra vez,
no pasa nada,
nada
y a esperar,
el estruendo
y el chaparrón,
que todo lo lava
y otra vez,
a esperar.
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