Incapacitado para el asombro,
la sorpresa es utopía
y la rutina de la estupidez
gobierna en mayoría
todo lo que recibes en papel,
por cable,
en analógica onda
o digital señal.
A las derivas programadas,
corrientes reiteradas te desplazan
sin ver orilla de razón
donde encallar.
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