Hoy es buen día, Modesto,
hermano mío,
dicen que se acabó la infamia,
la que te mató,
casi a mi lado,
la que me pudo matar,
amigo mío,
asumida la sangre,
la que aún tengo en mis manos,
indeleble,
parece que no habrá más.
Quién pudiera retrasar los tiempos,
en mis lágrimas presentes,
para que vieras el fin de la locura.
La que se llevó los anhelos
de niños vaciados
de normalidad irrenunciable.
Siguen diciendo mezquindades,
mas dicen que no matan,
no es poco,
no es mucho,
no es nada,
tras el dolor anclado
en puertos de viudas y madres,
de niños ausentes,
por banderas mezquinas.
Se acaba,
dicen,
así sea.
hermano mío,
dicen que se acabó la infamia,
la que te mató,
casi a mi lado,
la que me pudo matar,
amigo mío,
asumida la sangre,
la que aún tengo en mis manos,
indeleble,
parece que no habrá más.
Quién pudiera retrasar los tiempos,
en mis lágrimas presentes,
para que vieras el fin de la locura.
La que se llevó los anhelos
de niños vaciados
de normalidad irrenunciable.
Siguen diciendo mezquindades,
mas dicen que no matan,
no es poco,
no es mucho,
no es nada,
tras el dolor anclado
en puertos de viudas y madres,
de niños ausentes,
por banderas mezquinas.
Se acaba,
dicen,
así sea.
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