Se escapó por la ventana,
recién levantado,
en pijama ajado,
dejando las zapatillas
colocadas,
para no ensuciar el aire
y partir descalzo,
mas no voló
y abrazó el jardín,
como esperaba,
tal como quiso,
en ese instante
en que decidió,
resuelto sin ambages,
poner fin al tránsito,
a este tratamiento
que es la vida,
una terapia fallida
que nos lleva al mismo sitio,
distinto tiempo,
casi nunca decidido.
Allí le vi,
aún caliente,
sereno,
ausente.
Fotografié la nada,
no tan aséptico
como corresponde,
lo que ya no era
lo que conocí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.