Son ya diez tus años míos,
tres de enero en tu carné,
en que quiso un día la suerte
que brotaras como ser,
como fuente de mi anhelo,
como claro manantial,
lo más alto de mi vuelo
lo más dulce de mi andar.
Mas los tiempos no son buenos,
nunca te quise engañar,
y no creo en los agüeros
ni en los dioses ni en altar,
usarás tus pocos fueros
para un duro caminar.
Feliz serás en algún trecho,
que no todo es padecer,
tendrás luces en camino.
Tendrás que ejercer derechos,
cada nuevo amanecer
tendrás que forjar tu sino.
Poco más que unas palabras
regalarte yo ahora puedo
y aquí las tienes vivas,
que serás tú la que labras
los surcos de cada huerto,
la cura de cada herida.