Tanto pesa la sombra que dejaste
que mis rodillas son de agua.
Vivo en negro desde la hora
en que vi la tela de tus arañas,
los impropios hilos
que suturan mi corazón insectado.
Tanto pesa tu palabra invertida,
tus lágrimas a la carta,
que mi espalda se torna
signo de interrogación impotente.
Piensa,
que bien lo haces para lo oscuro,
que el futuro será espinar
si se cultiva la llaga.
Tanto pesa todo,
pero más pesa la carga
del amor que te almaceno,
inamovible como obelisco
o cordillera arraigada.
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