Hoy decido cantar desde el perfil mejor,
desde la comisura hacia el exterior,
desde el pliegue de frente,
desde el ceño esculpido
por la extenuación
que causa la carga
del vinagre de los recuerdos
que persisten, ufanos,
en acidular la propia sombra
que desgasta las aceras
a su paso.
Hoy decido cantar
porque me soy,
porque en amor estoy
aunque no lo noten los cristales
de los escaparates que ignoro.
Hoy decido cantar
y sonreir
desde la levedad gastada
de mi boca gerente de humos.
Y aunque hay dolor envuelto
en mi despensa abovedada,
hoy guardo la ira
y abro manos.
Hoy decido cantar
desde la tierra,
desde los muros y los cielos,
en almenas de luz verde
derramo voz para que llueva,
sobre vosotros, secos expectantes,
el agua que refleja que la tengo.
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