Tendrás que ser tú
quien aparte las cortinas de insectos
que nublan mi ventana al sur.
Tú tendrás que ser
quien oree las prendas
de peregrino,
espantando fantasmas necios
impregnados y adquiridos
por los caminos más yermos.
Quién diría que eras tú
quien paliara esta ira
no resuelta en los infiernos.
Eres tú la mano,
la palabra dicha,
el vientre.
Tú serás
y en ti seré
lo que somos,
a pesar de los aludes.
quien aparte las cortinas de insectos
que nublan mi ventana al sur.
Tú tendrás que ser
quien oree las prendas
de peregrino,
espantando fantasmas necios
impregnados y adquiridos
por los caminos más yermos.
Quién diría que eras tú
quien paliara esta ira
no resuelta en los infiernos.
Eres tú la mano,
la palabra dicha,
el vientre.
Tú serás
y en ti seré
lo que somos,
a pesar de los aludes.
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