De nada valieron
mis brazos haciendo lecho,
ni mi desentonada voz
dando fondo a tus sueños.
De nada valieron
los vacíos de la entraña
al no saberte cierta.
Ahora despuntas
y apuntas
y a conveniencia me imputas,
saeteándome a desprecios.
Creas la escena
a tu capricho,
achacándome labor
en la tragedia,
mas no te acato,
pequeña ave
que me destripa.
Desisto de la campaña
de conquista de lo mío,
allá tú con lo que asumes.
Aquí estoy
con mi dolor seco,
mas ya no ruego,
no te andaré a la zaga
suplicando presencias
que aparte de ti,
dolor primero,
hay que vivir
aun casi hueco.
A imagen y semejanza
tomas camino,
en los arcenes ando,
a mano abierta,
nunca escondido en las cunetas.
Donde hallarme sabes,
nunca detrás arrodillado,
que no nací para agachar cabeza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.