Con mi camisa
de llaga abierta,
recién planchada
a vapor de asfixia,
tomo camino
de hora siguiente.
Pesa tanto
el hábito a la herida,
que no hace monje
de mi osamenta.
Lesión crónica,
ventana hendida
de acero frío,
sin vocación de cicatriz.
Es quimera
la luz al paso,
la pretendida calma
no encuentra asiento
y soy estigma,
llaga en latido,
y veo los años,
más que restantes,
sustraídos.
Y aquí vierto
los purulentos humores,
entre renglones sucios,
paliando acaso
este genocidio
de esperanza humilde.
Seré la llaga,
la úlcera,
gangrena,
mas caminando erguido.
de llaga abierta,
recién planchada
a vapor de asfixia,
tomo camino
de hora siguiente.
Pesa tanto
el hábito a la herida,
que no hace monje
de mi osamenta.
Lesión crónica,
ventana hendida
de acero frío,
sin vocación de cicatriz.
Es quimera
la luz al paso,
la pretendida calma
no encuentra asiento
y soy estigma,
llaga en latido,
y veo los años,
más que restantes,
sustraídos.
Y aquí vierto
los purulentos humores,
entre renglones sucios,
paliando acaso
este genocidio
de esperanza humilde.
Seré la llaga,
la úlcera,
gangrena,
mas caminando erguido.
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