Los psiquiatras se drogan
en la ciudad fantasma,
donde los ángeles anidan
en chimeneas abandonadas,
al acecho de palomas tísicas.
El hombre de centeno,
sentado junto a una fuente
de vocación milagrera,
merienda poemas agrios
con infusión de flor seca.
La niña de ojos de daga
se le acerca ceremoniosa
y le entrega una mariposa exhausta.
"Ella también volaba",
le dice mientras se va saltando,
perdiéndose entre los hijos
de los borrachos dominicales.
en la ciudad fantasma,
donde los ángeles anidan
en chimeneas abandonadas,
al acecho de palomas tísicas.
El hombre de centeno,
sentado junto a una fuente
de vocación milagrera,
merienda poemas agrios
con infusión de flor seca.
La niña de ojos de daga
se le acerca ceremoniosa
y le entrega una mariposa exhausta.
"Ella también volaba",
le dice mientras se va saltando,
perdiéndose entre los hijos
de los borrachos dominicales.
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