cuando el cielo llora
todas las revoluciones fallidas
con sol tenue
o llovizna desencantada.
Octubre lánguido
y despeinado
de despertar lento
en la alcoba amarga.
Octubre décimo
con vocación de octavo,
de olor a libro nuevo
paseando falda a cuadros
por las aceras ruidosas.
Octubre de letras caídas,
derramadas en hemorragia
de una herida eterna.
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