que, en otro orden de cosas,
no ha lugar para lo tierno,
toda vez que el desencanto
ocupa espacios más amplios
en esta coyuntura cruel
que pone en valor lo vano
y destierra lo sincero,
por mor del bienestar
y la sostenibilidad
de la patraña cotidiana.
Es por esto que estoy
en condiciones de asegurar
que está por llegar el día
del empoderamiento
del peatón sonámbulo
que sueña con las aceras
alfombradas de flores de discordia.
No seré yo
quien enmiende la plana
a quien quiera que sea
el azar que gobierna
nuestros tristes avatares
de aves desubicadas
en los parques envenenados.
Dicho lo cual,
termino mi intervención,
no sin antes recordar
a quienes hacen posible
que el delirio se instale
en estos días tan turbios
en que vivir es circunstancia.
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