Si yá lo sé,
me consta,
mi jardin solo tiene
rosas de piedra,
sin aroma,
esculpidas a cincel
de vivencias desmedidas.
Pero rosas,
rosas son,
sin espina
y con pétalos de a kilo.
Cuánto pesa
la belleza sólida,
aristas al viento,
inamovible,
sólo herida de tiempo
y de climas
inclementes,
despiadados,
musgo invasor
y lujuriosa hiedra,
abusando de mi muro.
Mi pared
no admite lamentaciones,
ni oraciones
junto al pórtico.
Defensa amurallada
mas nunca paredón.
Apóyate,
descansa,
deja tu nombre
adosado a color,
pero no vomites
que desbocas los sillares
en lapidación.
Sí,
lo sé,
no queda néctar en mi cáliz,
otros enjambres vinieron,
y emigraron desolados.
El granito no alimenta,
no hay botín para el saqueo.
me consta,
mi jardin solo tiene
rosas de piedra,
sin aroma,
esculpidas a cincel
de vivencias desmedidas.
Pero rosas,
rosas son,
sin espina
y con pétalos de a kilo.
Cuánto pesa
la belleza sólida,
aristas al viento,
inamovible,
sólo herida de tiempo
y de climas
inclementes,
despiadados,
musgo invasor
y lujuriosa hiedra,
abusando de mi muro.
Mi pared
no admite lamentaciones,
ni oraciones
junto al pórtico.
Defensa amurallada
mas nunca paredón.
Apóyate,
descansa,
deja tu nombre
adosado a color,
pero no vomites
que desbocas los sillares
en lapidación.
Sí,
lo sé,
no queda néctar en mi cáliz,
otros enjambres vinieron,
y emigraron desolados.
El granito no alimenta,
no hay botín para el saqueo.
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