Retorno al verde y al alto
tras vivir el llano,
la encina terca
empeñada en el requiebro.
El sol a secas,
desnudo y violento,
precipitado en jarra
contra los cuerpos.
El acento,
la aspiración de la ese
y la jota sedada,
casi oculta
en el habla en melodía.
Guadiana verde
de junco y caña,
torres gitanas
junto a plazas del quejío.
Mi tierra mora
de la armadura viajera,
regalando imperios,
de siervos y amos,
de luz lesiva
dorando arcilla
de botijo anisado.
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