De la rosa que te entrego,
envidia tengo,
envidia por la certeza
que la flor tiene,
certeza de muerte,
de fin obligado,
mas será en tu mano,
en tu pecho,
o en un jarrón,
convaleciente,
medicada
por tu aliento.
Quién muriera
como la rosa,
como la flor
que hoy te entrego.
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