Es así,
que se expande,
que crece en la caverna
del hueco de las costillas,
el ansia vieja,
transmutada en nueva,
pero vieja de saturada.
Que no es razón
vivir en la mañana aquella,
repetida en bucle,
que tengo vida
y vida quiero,
derecho tengo
al tránsito.
Y reclamo el equipaje,
el pequeño atillo
que lié una noche
para andar caminos
que resultaron cieno.
Más es mi bolsa,
me avitualla de vida
su voz de trino,
sus desmanes
de acrobacia.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
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