La niebla lánguida
lamía el Sena,
París lloraba.
Los profetas segaron
la espiga de la sonrisa,
sangre libre para los altares.
Una saeta azul,
a bala justa,
restablece libertad
y luces de ciudad.
Sigue, París, danzando,
melodía de Europa,
alas abiertas brillan
en la torre férrea
más ilustrada.
lamía el Sena,
París lloraba.
Los profetas segaron
la espiga de la sonrisa,
sangre libre para los altares.
Una saeta azul,
a bala justa,
restablece libertad
y luces de ciudad.
Sigue, París, danzando,
melodía de Europa,
alas abiertas brillan
en la torre férrea
más ilustrada.
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