Vente a mi huerto
de palomas ciegas,
donde florece el aleteo,
y a la sombra de un árbol
de pañuelos de satén
te entregaré lo tibio.
Vente a vestirte
de aliento herido
y cazaré para ti
luciérnagas perpetuas
que te iluminen la entraña.
Ven a rompernos
las cinturas desbocadas,
cabalgando noches
y madrugadas rojas
de brasa lenta.
Vente,
o no vengas,
no estés siquiera.
sábado, 5 de septiembre de 2015
Vente.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
SIN VERSOS EN LAS YEMAS
Se marchitaron los brotes de versos en las yemas de estos sarmientos, gélidos de la nevada, y el racimo es promesa por incumplir. No abu...
-
Me llegan cantos de terrón en voz de musgo, en voz de ave que sortea los pentagramas volando desde la entraña para arroparme en el duerm...
-
Entre años raros te despliegas en esplendores de esperanza. Entre meses raros y terminales de nuevas eras te proclamas plena, tú, peque...
-
La hojarasca borra todo el sendero y los árboles no avisan, como intentan los semáforos tras la nevada urbanita. La importancia de las s...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.