miércoles, 11 de octubre de 2017

CARMINA.

A Carmina se le quedó pequeña la villa
y la mente, de repente traviesa,
le hacía expandirse en los tiempos
y en los espacios siempre cortos
entre cafés.

Decidió Carmina, una noche,
que era la mañana
y que transitar procedía
por autovías serenas.

Se perdió Carmina en silencio,
sumergiéndose en la zarza
de una cuneta clandestina
y allí esperó la mañana
de un domingo cualquiera
para que la encontraran
y disculparse,
que sólo faltó un día,
según ella. 

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