El mapa de mis venas se diluye
como las carreteras del desierto bajo la arena
y aquellos nudosos oleoductos,
que se retorcían en mis otrora leñosos brazos,
son ahora marisma de sangre mansa.
Cuesta encontrar la vía a prospección sencilla
y me entrego a los aguijones
que ya no hallan donde empadronarse.
El bombardeo quiere matar lo que me muere
y arrasa con el campo de refriega,
que es lo que es uno,
un territorio
Maltrecho ya quedé de la anterior embestida
pero viví, vivo y viviré si así se tercia,
aunque la merma pese.
como las carreteras del desierto bajo la arena
y aquellos nudosos oleoductos,
que se retorcían en mis otrora leñosos brazos,
son ahora marisma de sangre mansa.
Cuesta encontrar la vía a prospección sencilla
y me entrego a los aguijones
que ya no hallan donde empadronarse.
El bombardeo quiere matar lo que me muere
y arrasa con el campo de refriega,
que es lo que es uno,
un territorio
Maltrecho ya quedé de la anterior embestida
pero viví, vivo y viviré si así se tercia,
aunque la merma pese.
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