Hay retenes
de dinero en las balsas
por los puertos francos.
No trabajas y no cobras
y si trabajas te roban,
te explotan siempre
y por tu bien te anulan.
Los recibos son de mármol,
losa fúnebre para entierro
sin celebrar por impago.
Insolvente para la muerte
pues arancel pusieron
para dejar la vida.
Buscas textos ilustrados,
teorías y doctrinas
para paliar alienaciones
nunca resueltas.
El sistema sigue,
renqueando borracho
por las esquinas sucias,
vomitándote encima
su inmundicia de festín
por tí pagado sin remedio.
Las potencias impotentes
ante los vuelos de paloma
de los fajos alados
de deudas en cuña.
El pan se disuelve,
pero hay fútbol,
y el futuro baila
en corro de brujas
rituales negros.
Mientras,
las cruces se fracturan,
quedan gamadas,
como aspas de molino
que es gigante,
creciente sinrazón
cuando nadie da razones
para el absurdo devenir
del tropiezo cotidiano.
Huele a pólvora
de catársis global,
tercera contienda irrefrenable,
más dispersa,
menos evidente,
pero se llama a la sangre
cuando el pan se hurta.
Es el ciclo,
la elipse de la órbita
de la historia humana,
del animal idiota
que persiste en lo necio.
jueves, 10 de junio de 2010
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