No se habrá enterado el hombre
de la huelga de planetas
convocada para abril
en asamblea de amapolas.
Absentismo de mareas
que no abrigarán los cascos
de voraces pesqueros
inermes ante olas sentadas
tras barricadas de corales.
Los relojes parados,
huérfanos de rotación terrestre,
no acatarán alarmas.
El colibrí caminará,
apático y silencioso,
abstemio de todo néctar.
No hay acuerdo posible
que aborte la protesta
de los vientos dormidos
y los árboles,
saturados de hoja y fruto,
doblarán madera
en soberbia reverencia.
No se habrá enterado el hombre
cuando no esté,
excluído de futuros,
abonará los pastos
de renovadas faunas.
de la huelga de planetas
convocada para abril
en asamblea de amapolas.
Absentismo de mareas
que no abrigarán los cascos
de voraces pesqueros
inermes ante olas sentadas
tras barricadas de corales.
Los relojes parados,
huérfanos de rotación terrestre,
no acatarán alarmas.
El colibrí caminará,
apático y silencioso,
abstemio de todo néctar.
No hay acuerdo posible
que aborte la protesta
de los vientos dormidos
y los árboles,
saturados de hoja y fruto,
doblarán madera
en soberbia reverencia.
No se habrá enterado el hombre
cuando no esté,
excluído de futuros,
abonará los pastos
de renovadas faunas.
Desgracias y profecías han llenado la historia de nuestra añeja humanidad, pero tú hablas de un apocalipsis convocado por una asamblea de amapolas, de una carencia de mares inertes ante los surcos, de ausencias de sonidos de vida de los relojes... y de una naturaleza servil que adorará nuevos dioses o demonios que encadena una secuencia tal bella en sí misma que en vez de alarma, crea... curiosidad? y hasta esperanza.
ResponderEliminar(tal vez nuestra historia se merezca esa metamorfosis)
Un abrazo.