Cierto es que nadie soy,
naturaleza prescindible,
muchas veces eludible
por las aceras que voy.
Y aunque le parezca a alguien
tantos aires no me doy,
que sé bien en dónde estoy,
siempre presto a lo que manden.
Pero no hay correa larga
ni para el cuello collar,
que no soy perro de hogar
ni dócil bestia de carga.
Que yo entrego lo que tengo
cuando quiero a voluntad,
no voy pasos por detrás
ni a pataletas atiendo.
Y es que soy defectuoso,
un excedente de saldo,
tan villano como hidalgo,
tan patán como donoso.
Y puedo ser un regalo
que no se use a capricho
y puedo ser un mal bicho
que no atiende a varapalo.
Porque tejieron los años
una urdimbre muy compleja
de hilo grueso, soga añeja
entretejida con seda en paño.
jueves, 13 de enero de 2011
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