Telarañas de plomo
en las cuatro esquinas,
atrapando sueños
sin reeditar.
No voy a morder
las acolchadas paredes
buscando arista
pero ventana reclamo,
aire madrugado
y luz lavada.
Mas el pasillo ciego
sólo escucha
pasos de visita.
Doce horas
de viento seco
en la isla cubierta
erosionan urgentes
este rostro acantilado.
domingo, 19 de enero de 2014
Rostro acantilado
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