Por ahí pasa la sangre
ensalzando el sacrificio,
sumiso pueblo costalero,
sobre la espalda los oros,
el rito primitivo
para asumir miseria.
Y tu pecado es la pobreza,
la ignorancia sometida
por las mantillas y los ternos
con bastón de azote de plata.
Levanta el miedo
a fuerza bruta,
con la testuz doblada,
que tu humildad esclava
la tapan los terciopelos.
El incienso oculta
tu sudor añejo,
y desde un balcón lloras
tus arcanas penas
sobre un cordero mártir
que glorias te promete.
Cuenta tus faltas
e implora perdones
a quien te enajena.
Obleas falsas
tendrás en recompensa.
domingo, 13 de abril de 2014
Saeta
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