Qué decir de este día,
que se desploma bajo la luz silente
del frío más perezoso.
Viernes es,
el de las promesas falsas,
que de mañana ya huele
a cerveza nocturna
y a perfumes transeúntes.
Por fin es, algunos dicen,
en periódico ciclo
como si la vida cambiara en esencia
por un asueto breve,
probablemente fallido.
Viernes hay de dolores
y de consuelo de tontos,
pues tontos somos
en la arquitectura de los almanaques.
Desde las laborales celdas
a las ventanas clamamos,
queriendo cazar el aire
de alguna falda voladiza
de quien transita este viernes.
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