Del filo del cuchillo
a la punta de la bala,
los dioses muertos
asestan azotes de barbarie
sobre el hombre inocente,
ajeno a los pecados.
Derramar sangre
en nombre de ficciones,
rito de la bestia hostigada
por versículos embusteros.
Muchas lágrimas quedan
hasta la victoria final
sobre la superstición
que aun nos atenaza.
a la punta de la bala,
los dioses muertos
asestan azotes de barbarie
sobre el hombre inocente,
ajeno a los pecados.
Derramar sangre
en nombre de ficciones,
rito de la bestia hostigada
por versículos embusteros.
Muchas lágrimas quedan
hasta la victoria final
sobre la superstición
que aun nos atenaza.
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