De la cantera de mi pecho
puedo desgajar mil losas
para alicatar tu cuarto,
amurallarlo a la pesadilla.
Con mis venas cablearé
para alumbrar
las luciérnagas
de espantar fantasmas,
disolviendo sombras
a vuelo errático.
De mi aliento gastado
haré calorías
que ahuyenten escarchas.
No soy recargable
y agotaré los vasos
a polo abierto.
Tengo también cuadros,
sin marco de recuerdo,
para ilustrar paredes.
Suelo y cobijo,
muro y ventana,
desagüe de lágrima,
baúl de risas.
Guarda en mí,
empotrado,
las prendas usadas
que plancharé lunas
de puesta diaria.
Eres mas, siempre tú, mucho mas.
ResponderEliminarCómo te quiero a TÍ...