Cierto es que mi verso
se halla cautivo,
entre los muros
de mis cuitas
y mis afanes.
Que es mi verso
tan mío
que lo poseo
y me lo arrebato,
matándolo de mí.
Y bien pudiera
liberarlo,
soltarlo al aire,
a la tierra
y sus gentes
y que las sílabas
empujaran motores
en las mentes.
Palabras nuevas,
mías pero ajenas,
alejadas de mi ego
y obsesiones,
regalando sílabas
solidarias
con el hambriento
de frase.
Verso libre
del tiránico autor,
ególatra refugiado
en las lineas redactadas.
Verso en vuelo,
sin marca,
medicamento genérico
en vez de autoterapia.
Bien pudiera
desnudar el verso
de todos mis atavíos.
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