de salvaje colorido,
generosas en olores
mas con amo conocido,
etiquetadas de olvido
más que ansiosas de candores,
les entregué mis temblores,
la renta de lo vivido.
Y ahí estabas tú,
silenciosa en la ventana,
rosa de mis mañanas,
ansiando darme tu luz.
Y ahí estabas tú,
con la sonrisa discreta,
sin cargas en la maleta,
sin billete de autobús.
cazando besos al vuelo
de labios que eran prestados,
futuro tras turbio velo
de promesas de consuelo
y presente hipotecado,
pasiones en reservado,
ocultas a ras del suelo.
Y ahí estabas tú,
habitual y conocida,
quizá desapercibida,
como en el mar el azul.
Y ahí estabas tú,
esperando pa cobrarte
lo que ahora puede amarte,
este corsario del sur.
Preciosa....... ¡Lo que una mujer desearía escuchar....! besos
ResponderEliminarLo que todas deseamos oir por lo menos alguna vez en la vida
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