Líbrenos este transcurso
de quién enarbola el odio,
del fusilero fascista
o el libertario bombardero.
Líbrenos el futuro
de quién mata
o matar quisiera
en nombre de una patria
y su bandera,
de un dios
y su doctrina,
o de una ideología
y su dogma.
Líbrenos la órbita
o cualquier eclipse
de los que siembran rabia
en lugar de argumentos.
Matar rompe la cáscara
de lo humano y su progreso.
Matar quizá pudiera,
por comer en carestía,
por defenderme a mí
y a lo allegado,
por sobrevivir a la tragedia.
Mas matar por una idea
es crimen agravado,
que el pensar se contrapone
al exterminio,
o eso debiera.
Así que apartaos de mí
quienes evangelizáis la inquina
a base de plomo y fuego,
de arenga anclada en miedos,
del odio en asidero,
sobre todo los desahogados necios
que no supieron de algunos malos tiempos,
los acomodados en alternativo,
a plato caliente diario y cerveza artesana
y los fascistas reiterados
en el bucle fascista que nos viene
a cada nada.
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