miércoles, 4 de septiembre de 2019

DE LOS PECADOS PROPIOS

De vez en cuando viene bien
sacudirse el polvo
de los viejos caminos
que no llevan a ningún lado,
dejar de trazar círculos
o espirales enloquecidas
y cambiar la camisa vieja
por otra oreada en aires limpios.

La falsa moneda
paga mal
y mal se paga.

Este viaje es corto,
demasiado,
para ahumarse en toxicidades cotidianas
de trenes de vía muerta.

Que no soy yo redentor
y mis pecados son míos,
los míos.

Los ajenos
que los purgue cada cuál
donde le plazca,
que no paseo cruces
por calvarios del hastío.

Quien me deteste
que me evite,
que no pido yo compañía
cuando más vale solo,
ni impongo mi presencia
para que me toleren los hipócritas.

Bañarse en aire limpio
de conciencia clara
y olvidar.



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