Vamos a ver, hijos de puta,
soy incómodo por moribundo lento,
bien es cierto que no tengo precisión en la fecha aproximada,
pero sigo escribiendo en pseudodifunto
porque así llevo varios años.
No es postureo, miserables de mierda,
que quien respira a la contra soy yo
y solo yo sé de saberme breve.
Puedo ser más maldito que el mismo Judas ahorcado
y cagar versos desde la sombra de todos los callejones
pero se me pasó la época
y ahora agoto en el maratón desde el sofá a la nevera.
Así que dejadme escribir melosos versos
cuando se me ponga en la melosa promesa
de alguna eyaculación,
o versos lúgubres cuando me vea más cerca
de lo que más cerca estoy,
como todos.
No tengo garganta para ser poeta contemporáneo,
que me la arrancaron,
craso error,
qué más hubiera querido que poder desplegar mi palabra de idiota
con entonación de actor a medias.
Por eso permitidme, ¡oh! dueños de las esencias,
que despliegue mis desvaríos por aquí a lo anárquico,
a teclado de mudo,
en gratuíto,
en barato,
en baratija de verso,
que no preciso de micro
ni de libro catalogado en colección ilustre.
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