Volvió el mes de los retornos
más incierto que nunca fuera,
con todo deshecho a pupitre salteado.
Septiembre nace atónito, desconcertado
y expectante a todas las expectoraciones
que surgir pudieran.
Septiembre refresca sin mucha gana,
por si los virus,
y sólo sabe de empezar a dorar las hojas
de los hayedos.
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