lunes, 31 de agosto de 2020

DE TROVADORES Y ROMANCES.

Hubo un hombre en no sé qué era, 
o una mujer, 
mejor incluso, 
que recogía leyendas entre las viejas gentes 
de las aldeas viejas. 

Recogía leyendas, 
mentiras entretejidas y verdades a medias 
que más verdades eran que las de oficio. 

Recolectaba cantares gentiles 
de pastoriles amores pecaminosos 
y gestas de batallas que nunca fueron 
o que fueron menos de lo que contaron, 
tanto lo uno como lo otro, 
la jodienda y la contienda. 

Pero alguien tuvo que ejercer memoria 
aun mintiendo, 
exagerando o menospreciando hazañas 
pero la hazaña alimenta 
aunque los héroes decepcionen. 

Porque el mito aúna para lo bueno 
pero más para lo malo, 
que el mito forja jaurías 
más que leales escuadras de caballeros nobles. 

Mas nunca habrá de matarse al mensajero, 
al mentiroso o subjetivo en la hipérbole, 
pero sí huir de sus desmanes 
o disfrutarlos como divertimento. 

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