o una mujer,
mejor incluso,
que recogía leyendas entre las viejas gentes
de las aldeas viejas.
Recogía leyendas,
mentiras entretejidas y verdades a medias
que más verdades eran que las de oficio.
Recolectaba cantares gentiles
de pastoriles amores pecaminosos
y gestas de batallas que nunca fueron
o que fueron menos de lo que contaron,
tanto lo uno como lo otro,
la jodienda y la contienda.
Pero alguien tuvo que ejercer memoria
aun mintiendo,
exagerando o menospreciando hazañas
pero la hazaña alimenta
aunque los héroes decepcionen.
Porque el mito aúna para lo bueno
pero más para lo malo,
que el mito forja jaurías
más que leales escuadras de caballeros nobles.
Mas nunca habrá de matarse al mensajero,
al mentiroso o subjetivo en la hipérbole,
pero sí huir de sus desmanes
o disfrutarlos como divertimento.
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