Es más que evidente que no ves
que el velo que nubla tu mirada,
a mi me empaña el alma,
me vuelve del revés.
Pero insistes hurgando en la ceguera
y no hay bastón que guíe tu sendero,
y ya no puedo mas ni quiero
beber de esa pecera
de insectos en salmuera.
Que es mucha la estopa en mi garganta,
que a los espectros nada les espanta,
y vuelven siempre
cuando anochece,
helando las costuras de mi manta.
Y bien se que tengo mis pecados
llenando la despensa
y mi conciencia
se ha anestesiado,
mas me siento vivir en penitencia.
Concédeme un poco de licencia
y salta ese cercado
en donde te acorralas a cada poco,
pues ya lo ves,
me estoy volviendo loco
y tengo el ser quebrado,
un maniquí en sala de tortura,
un hueso que se aboca a la fractura.
Y aun sin mí,
regresa a los espejos,
reescribe tu diario,
que hay días en rojo y no están lejos,
que una niña dibuja el calendario.
que el velo que nubla tu mirada,
a mi me empaña el alma,
me vuelve del revés.
Pero insistes hurgando en la ceguera
y no hay bastón que guíe tu sendero,
y ya no puedo mas ni quiero
beber de esa pecera
de insectos en salmuera.
Que es mucha la estopa en mi garganta,
que a los espectros nada les espanta,
y vuelven siempre
cuando anochece,
helando las costuras de mi manta.
Y bien se que tengo mis pecados
llenando la despensa
y mi conciencia
se ha anestesiado,
mas me siento vivir en penitencia.
Concédeme un poco de licencia
y salta ese cercado
en donde te acorralas a cada poco,
pues ya lo ves,
me estoy volviendo loco
y tengo el ser quebrado,
un maniquí en sala de tortura,
un hueso que se aboca a la fractura.
Y aun sin mí,
regresa a los espejos,
reescribe tu diario,
que hay días en rojo y no están lejos,
que una niña dibuja el calendario.
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