Tras noches hirviendo,
calcinantes,
hay quien sirve mañanas templadas,
y mediodías al punto.
Mas la tarde va tostando
y la noche,
pasada de ceniza,
se torna nuevamente ascua,
horno de fundición,
metal líquido,
lava eruptada
o carámbano precocinado,
glaciar necio,
hielo abrasador,
hiriente
como llama.
Desayunar rocío
para cenar averno.
calcinantes,
hay quien sirve mañanas templadas,
y mediodías al punto.
Mas la tarde va tostando
y la noche,
pasada de ceniza,
se torna nuevamente ascua,
horno de fundición,
metal líquido,
lava eruptada
o carámbano precocinado,
glaciar necio,
hielo abrasador,
hiriente
como llama.
Desayunar rocío
para cenar averno.
Me encantó el final! Com osiempre es un placer leer por las noches tus versos!
ResponderEliminarUn abrazo
Habia en León un Nepomuceno campeón interegional de ajedrez que cuando competia tenia que dormir en un banco porque con Franco ningún hotel le admitia.
ResponderEliminarHe llevado una alegria de poder leer a otro Nepomuceno que no es campeón de ajedrez, pero si de poesía. Un abrazo. Ricardo.