Alborea tu nombre madrugado,
cada mañana alba,
blanca página de cada día,
Alborea tu persona
en nueva jornada,
pues en tí la aurora crece
y desde mi tarde te contemplo.
Mi alborada eres,
mi Diana,
y en tí despierto,
siempre al alba.
Al alba de los trinos
y del redoble,
pues soy reo,
y al alba me fusilan
las torpezas.
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