Pandemia de niñas perdidas,
acorraladas por las piaras
más fétidas en el verano sudoroso,
nocturno y denso de fritanga
y música infame
de autos de choque.
Niñas rotas en ultraje
por el macho cavernario
que retorna en jauría
de baba ácida
y piel de jabalí envenenado.
Mujeres como carne
en usufructo,
fruto mancillado,
quizá mercancía
o juguete cooperativo.
Tiempo infame
a revertir,
tiempo de empujar
las luces
que nos quieren velar
los que oscurecen todo.
Tiempo de incidir
hasta la saciedad,
hasta descartar posibilidades
y coartadas mezquinas,
hasta que no sea ni puntual
la posibilidad del suceso.
acorraladas por las piaras
más fétidas en el verano sudoroso,
nocturno y denso de fritanga
y música infame
de autos de choque.
Niñas rotas en ultraje
por el macho cavernario
que retorna en jauría
de baba ácida
y piel de jabalí envenenado.
Mujeres como carne
en usufructo,
fruto mancillado,
quizá mercancía
o juguete cooperativo.
Tiempo infame
a revertir,
tiempo de empujar
las luces
que nos quieren velar
los que oscurecen todo.
Tiempo de incidir
hasta la saciedad,
hasta descartar posibilidades
y coartadas mezquinas,
hasta que no sea ni puntual
la posibilidad del suceso.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Comente si quiere que se publicará si me place.