Hay barcos reñidos,
atestados de desencanto,
flotando en aguas de sal salvaje,
de la que corroe las ganas de vida,
y hay gente miedosa
que teme al que necesita
bien poco
y admira a quien le saquea
mientras le imbuye pánico
de lo pobre ajeno.
Hay presidentas azules,
flamantes presidentas de cuento añejo,
con cara dibujada en una cartilla Rubio,
que harán de la Capital cortijo
para la gente bien
que pagará mal.
Que negará mujeres muertas
para contarlas como muertos,
en genérico,
por no etiquetar de machista
lo que del machismo emerge.
Hay un presidente incoloro,
tenue y ausente en las marismas,
probándose ternos ceñidos
para la campaña próxima.
Hay líderes revolucionarios
de latifundio
pidiendo carteras
y sillón azul.
Hay envenenados
de mal comer
y el fuego que se ceba
con montes e islas.
Hay crímenes matinales
de tertulia de sabedores
y tormentas políticas
que quedan en llovizna necia,
que cala el ánimo y desencanta.
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