miércoles, 13 de mayo de 2020

HIJO DE LAS PENDIENTES

Desescalaré por los versos
como quien rueda por la escalera 
de un inmueble ruinoso, 
tras visita inexcusable, 
ineludible y odiosa. 

Me deslizo en tobogán 
por el metal más desinfectado 
en caída nunca libre. 

Esta montaña rusa 
no despeinará ya 
la melena que un día fue. 

El vértigo a mí no acude, 
no me inquieta la caída 
y el destino bien puede ser valle 
o lecho de río muerto 
que igual dará 
donde mi osamenta tope. 

Hijo soy de las pendientes 
y la llanura fue excepción 
en mi transcurso. 

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