Empieza a hacerse insoportable
el olor a caballeriza
y a cuero rancio de fusta mal curtida,
a estiércol no retirado
por los mozos de cuadra más ariscos.
No está la pólvora tan mojada,
pues lleva sin llover más de dos meses
mientras se izan los pabellones en las alabardas.
El pan de masa madre se torna chusco de trinchera
cuando las colas ya no son en los colmados
y el hambre es más que adivinada.
Qué mejor que una pandemia
para cultivar los trigos más plomizos,
para hacer del odio obleas de comunión.
Nada hay como los ataúdes diluviados
para alimentar la rabia intensa del asustadizo,
del que nunca temió por lo que siempre tuvo,
ajeno a las carencias del servicio.
Si es el hemiciclo taberna
donde insultar a las parentelas,
qué no esperar de la gente extraviada
en un tiempo extraño.
el olor a caballeriza
y a cuero rancio de fusta mal curtida,
a estiércol no retirado
por los mozos de cuadra más ariscos.
No está la pólvora tan mojada,
pues lleva sin llover más de dos meses
mientras se izan los pabellones en las alabardas.
El pan de masa madre se torna chusco de trinchera
cuando las colas ya no son en los colmados
y el hambre es más que adivinada.
Qué mejor que una pandemia
para cultivar los trigos más plomizos,
para hacer del odio obleas de comunión.
Nada hay como los ataúdes diluviados
para alimentar la rabia intensa del asustadizo,
del que nunca temió por lo que siempre tuvo,
ajeno a las carencias del servicio.
Si es el hemiciclo taberna
donde insultar a las parentelas,
qué no esperar de la gente extraviada
en un tiempo extraño.
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