Crueldad de sol
en horas de siesta,
fundiendo ladrillos
de Puerta de Palmas
bajo la cual pasa,
melancólico y cortés,
cadencia de fado,
el aire portugués,
bañado de Guadiana.
Morisca muralla,
ahíta de metralla fraticida,
acogiendo bandadas
de adolescentes de botella,
fumadores de aglomerado
de planta marroquí.
Barrio de San Roque,
terraza y pestorejo,
aceituna machada
y falda huidiza.
Torre de Espantaperros,
dorado vigía
de Plaza Alta
y tortuosas calles
donde habita la saeta.
Alcazaba de tronera
de turbante y yelmo.
Jardines de Castelar,
refugio del beso furtivo.
En tu seno de ciudad
difícil y melosa,
patria del Santo Inocente
y ofensiva brillantina
de señorito a caballo,
se estiró mi esqueleto.
Badajoz andalusí
de pax romana
e hispana masacre.
Frontera abierta,
música en la frase,
redoble de carnaval.
Imposible no ir a Badajoz, con esa descripción.
ResponderEliminarBravo.