El retorno del plomo,
vuelta al calor
de metralla añeja.
La mente hueca
y reducida a boina
redacta edictos
anunciando llantos.
Dogma de imbéciles
en oración aprendida,
plañideras armadas
de cobardía disfrazada
de justas lides.
Aquí estoy,
paciente,
atento a tu mirada,
de montaraz bestia.
Sé veloz cual centella
o de ésta,
te lo juro,
de mártir te invisto.
No toques lo mío,
no roces ni un aliento,
pues te buscaré,
hallaré tu vana sesera
y abonaré la tierra
con el estéril estiércol
de tus ideas.
Yo también tengo plomo,
te aconsejo,
no me des la rabia,
la necesaria ira que aún,
por poco,
me falta.
Qué considerados, esperaron a que terminaran las elecciones..
ResponderEliminarBienvenida a su casa.
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